La gestación subrogada sigue siendo un tema polémico y de profundo debate en la mayoría de los países, debido a todo lo que ello conlleva no sólo en el aspecto biológico, sino también en lo social, humano y legal.
La gestación subrogada o vientre de alquiler es una técnica de reproducción asistida que conlleva pasiones extremistas desde todas partes del globo. Existe documentación en la cual se evidencia que en los años 1976 se hizo el primer contrato legal de subrogación tradicional.
Posteriormente, en 1978 nace en los Estados Unidos de América el primer bebé producto de los adelantos de la ciencia que desarrollaron exitosamente la técnica de inseminación artificial denominada fecundación in vitro. Este evento histórico facilitó el camino de la gestación subrogada.
Es importante hacer un énfasis en este punto para resaltar que existen diferencias entre la subrogación tradicional y la gestación subrogada. En la primera, la madre gestante aporta sus óvulos, lo que la hace ser la madre biológica del bebé. La fecundación puede ser de manera natural o por inseminación artificial.
En la segunda, la madre gestante no tiene relación genética con el bebé y se realiza la fecundación in vitro de óvulos y esperma de terceros. Unos de los puntos de mayor confrontación que conlleva este tema son los aspectos mercantiles y sociales que en consecuencia permean en la legalidad del asunto.
Por ser un “negocio” en donde se involucra dinero, la ética y lo humano, es necesario que cuente con el respaldo legal del país donde se realiza, de este modo se puede hacer un contrato que le brinde garantías a la madre gestante, a los padres intencionales y al bebé que nace en esa nación.
Por lo tanto, lo primero que deben hacer los interesados en realizar esta técnica de reproducción asistida es indagar sobre que dice la legislación del país en donde tienen pensado llevar a cabo esta técnica de reproducción.
La gestación subrogada no cuenta con el aval en la mayoría de los países, por el contrario, solo unos pocos son los que la consideran para el debate y la posible aprobación dentro de sus leyes y mucho menos son los que ya tienen constituido una serie de normativas que rigen este proceso en el ámbito legal como son EEUU, u otro país pionero en la gestación subrogada como es Ucrania, donde la única condición que exigen es que los futuros padres estén legalmente casados.
Evidentemente, existe una tendencia mayoritaria de los países que se rehúsan a aceptar este tipo de técnica y todo lo que con ella conlleva. La principal causa es el tema de la ética, por supuesto.
Desde el punto de vista social, el todavía profundo y lamentablemente pujante rechazo a los homosexuales hoy en día y la concepción de hijos fuera de un núcleo familiar heterosexualmente constituido hacen levantar pestañas a más de uno. Especialmente a los de corte conservador quienes, apegados a sus paradigmas de antaño, no dudan en juzgar con puño de hierro a estas personas en detrimento del bienestar de los bebes que nacen.
Considerando que quienes buscan cada vez más la gestación subrogada o el alquiler de vientre son las personas homosexuales o solteras que por su condición, no pueden procrear de manera natural y recurren a esta alternativa para poder tener sus propios hijos con al menos la participación de uno de ellos ya sea con los óvulos o los esperma, quienes apoyan este avance biológico-social ven en estas personas sus derechos de tener familias y el derecho histórico de procrear que, de otro modo, no podría ser posible.
Desde el punto de vista humano, los sentimientos son un tema común de conversación. En la enorme mayoría de los casos, la subrogación se hace por medio de un contrato legal; sin embargo, los sentimientos e instintos maternos/paternos son muy literalmente dejados fuera de circulación ya que clausulas del contrato atentan contra los derechos de la madre y padre gestante y del futuro bebé al prohibir que padres e hijos naturales se conozcan y siquiera se vean alguna vez. Esta última ha sido el principal motivo para que países como Portugal anulara la ley de Gestación Subrogada en el año 2017.
Desde el punto de vista biológico, hay personas que defienden este movimiento ya que éste permite la manipulación genética. Por medio del mismo, existe la posibilidad de escoger el sexo, los rasgos físicos, raciales y étnicos así como la estatura del futuro bebé. Además, se puede conocer a través del Test DGP (Diagnóstico Genético Pre-implantacional) si el embrión posee alguna enfermedad congénita antes de su implantación.
Por último, desde el punto de vista económico, ya que se ha vuelto un negocio lucrativo, que muchas mujeres con necesidad económica alquilan su vientre sin pensar en las consecuencias. En este punto, hay detractores quienes opinan que no son más que unas aprovechadoras de oportunidades sin conciencia mientras que otras personas mantienen que cada quien es presidente de su propio cuerpo.
Sin duda alguna, es un tema que seguirá siendo polémico y de debate por mucho tiempo más, por lo que hay que seguir indagando, creando conciencia para tratar de llegar a consensos más justos entre las partes.