Mordidas Infantiles: cómo entender y corregir este comportamiento

Morder es un comportamiento común entre los niños pequeños, especialmente entre los de uno a tres años. Aunque puede ser una etapa normal del desarrollo, es importante entender por qué ocurre y cómo manejarlo adecuadamente para fomentar hábitos más saludables.

Mordidas Infantiles: cómo entender y corregir este comportamiento

¿Qué es el hábito de morder?

Morder puede manifestarse como un acto impulsivo que los niños pequeños utilizan para expresar una variedad de sentimientos y necesidades, desde la curiosidad hasta la frustración. En la mayoría de los casos, morder es una fase temporal que disminuye a medida que los niños desarrollan habilidades de lenguaje más avanzadas y aprenden a manejar mejor sus emociones.

¿Por qué muerden los niños?

Exploración

Desde muy temprana edad, los bebés utilizan su boca como una herramienta primaria para explorar el mundo. Este comportamiento sensorial, conocido como fase oral por teóricos del desarrollo como Sigmund Freud, es crucial para el desarrollo. Al morder objetos (y ocasionalmente personas), los niños aprenden sobre texturas, temperaturas, y más. Este método de exploración les ayuda a construir su entendimiento sensorial y cognitivo del mundo que les rodea.

Dentición

La dentición es un período significativo en la vida de un niño, marcado por el crecimiento de los primeros dientes. Este proceso puede ser doloroso y molesto para los bebés, lo que a menudo les lleva a buscar alivio aplicando presión sobre sus encías. Morder objetos duros puede proporcionar ese alivio, reduciendo la sensación de incomodidad a medida que los dientes emergen a través de las encías.

Estrés y frustración

A medida que los niños crecen, se encuentran con desafíos que requieren habilidades de comunicación que aún pueden estar desarrollando. Cuando se sienten frustrados o incapaces de expresar sus necesidades y deseos, morder puede ser una forma rápida y efectiva de liberar esa tensión. Es una manifestación física de su frustración interna y a menudo ocurre en momentos de gran estrés emocional o cuando se sienten abrumados.

Atención

Los niños aprenden rápidamente las reacciones que sus acciones pueden provocar en los adultos. Morder puede convertirse en una forma de llamar la atención, especialmente si otras tentativas de interactuar o comunicar necesidades han sido ignoradas o no han tenido éxito. Este comportamiento puede ser reforzado inadvertidamente cuando los adultos responden de manera más inmediata y evidente a mordiscos en comparación con otras formas de comunicación.

Imitación

Los niños son observadores naturales y a menudo modelan su comportamiento basándose en lo que ven hacer a otros niños o adultos. Si un niño observa a otro mordiendo, puede imitar este comportamiento, considerándolo una opción viable para interactuar con su entorno o para manejar situaciones similares. Esta tendencia a imitar puede ser particularmente influente en entornos como guarderías o preescolares, donde los niños están constantemente expuestos a las acciones de sus pares.

Cada uno de estos factores contribuye de una manera única al comportamiento de morder en niños. Entender estas razones ayuda a los padres y cuidadores a identificar las causas subyacentes y a implementar estrategias efectivas para mitigar este comportamiento, asegurando un desarrollo saludable y armonioso.

¿Cómo evitar y manejar el hábito de morder?

Para prevenir y manejar el hábito de morder en niños, es esencial adoptar una estrategia integral que aborde tanto las causas subyacentes como el comportamiento en sí. Aquí se detallan más profundamente las técnicas mencionadas, proporcionando ejemplos prácticos de cómo implementarlas:

Supervisión activa

La supervisión activa implica estar físicamente cerca y mentalmente atento a las actividades de los niños. Esto no solo permite a los adultos intervenir rápidamente si surge un incidente de mordida, sino que también les ayuda a identificar desencadenantes específicos para cada niño. Por ejemplo, si un cuidador nota que un niño tiende a morder cuando está en un ambiente muy estimulante, puede intervenir para calmar al niño o moverlo a un espacio más tranquilo antes de que ocurra una mordida.

Fomentar la comunicación

Desarrollar habilidades de comunicación efectivas es crucial para prevenir comportamientos como morder. Enseñar a los niños frases simples como “Estoy enojado” o “Necesito ayuda” les da herramientas para expresar sus emociones y necesidades sin recurrir a la agresión física. Los padres y educadores pueden realizar juegos de roles y utilizar títeres para modelar estas conversaciones, reforzando el aprendizaje y haciéndolo más atractivo para el niño.

Crear un ambiente de apoyo

Un entorno que promueva la calma y la estructura puede disminuir significativamente el estrés en los niños, reduciendo la probabilidad de que muerdan. Esto puede incluir mantener una rutina diaria previsible, usar técnicas de relajación como la música suave o la hora del cuento, y asegurarse de que el entorno físico no esté demasiado abarrotado o caótico. Por ejemplo, tener áreas claramente designadas para diferentes tipos de juego puede ayudar a los niños a sentirse más seguros y controlados.

Enseñar empatía

Ayudar a los niños a entender las emociones de los demás es fundamental para desarrollar su empatía. Los cuidadores pueden utilizar situaciones de mordida como oportunidades de enseñanza, explicando cómo se siente el otro niño y preguntando cómo se sentirían ellos si les pasara lo mismo. Los libros de imágenes sobre emociones y amistad también pueden ser herramientas útiles para ilustrar puntos sobre empatía y respeto por los sentimientos de otros.

Distracción y reorientación

Cuando los niños están a punto de morder, ofrecer una distracción o reorientar su atención puede prevenir el comportamiento. Por ejemplo, si un cuidador ve que un niño está frustrado y parece probable que muerda, puede redirigir al niño hacia una actividad calmante como un rompecabezas o leer un libro juntos. Además, tener a mano juguetes que sean seguros para morder (como mordedores o juguetes de goma) puede proporcionar una salida apropiada cuando parece que un niño necesita morder algo para calmar su incomodidad o curiosidad.

Implementar estas estrategias requiere paciencia y coherencia, pero con el tiempo, pueden ayudar significativamente a reducir y eventualmente eliminar el hábito de morder en los niños.

¿Cómo ayudar a un niño a dejar de morder?

Ayudar a un niño a dejar de morder es un proceso que requiere paciencia, comprensión y técnicas educativas consistentes. Aquí profundizamos en las estrategias mencionadas, ofreciendo un desarrollo más detallado y ejemplos prácticos de cada una:

Consistencia

La consistencia en la respuesta a los comportamientos indeseados es crucial. Esto significa que cada vez que un niño muerde, debe recibir la misma reacción de los adultos a su alrededor. Esta reacción debe ser firme y calmada, indicando claramente que morder no es aceptable. Por ejemplo, se puede decir: “No mordemos, eso duele. Si estás enojado, usa tus palabras.” Esta respuesta constante ayuda al niño a aprender las reglas y las expectativas de su comportamiento de manera más efectiva. Además, es importante que todos los cuidadores del niño (padres, maestros, etc.) estén alineados en cómo manejan el morder para evitar mensajes contradictorios.

Refuerzo positivo

El refuerzo positivo implica destacar y premiar los comportamientos positivos, en lugar de solo castigar los negativos. Cuando un niño elige no morder y usa otras maneras de expresarse, es importante reconocer y elogiar este comportamiento. Esto puede incluir frases como: “Me gusta cómo usaste tus palabras para decir cómo te sientes” o “Estoy orgulloso de ti por pedir ayuda en lugar de morder.” Celebrar estos éxitos puede motivar al niño a repetir estos comportamientos preferibles. También es útil establecer un sistema de recompensas para incentivar la comunicación efectiva y otras alternativas al morder, como pegatinas o pequeños privilegios.

Mordedores y juguetes

Para los niños en la fase de dentición, el uso de mordedores puede ser extremadamente beneficioso. Estos objetos están diseñados para ser mordidos y pueden proporcionar un gran alivio al malestar de las encías inflamadas. Elegir mordedores de texturas y materiales seguros y atractivos puede desviar la necesidad de morder personas u objetos no destinados para ese fin. Además, mantener estos mordedores accesibles para el niño cuando parece que necesitan morder algo puede prevenir incidentes. Es también útil enseñar al niño que, cuando sienta la necesidad de morder, busque su mordedor.

Estas estrategias no solo ayudan a reducir el comportamiento de morder, sino que también promueven el desarrollo de habilidades de manejo del estrés y comunicación en los niños.

¿Cuándo pedir ayuda?

Si el comportamiento de morder persiste más allá de los tres años, es especialmente intenso, o si está acompañado de otros comportamientos agresivos, podría ser útil buscar el consejo de un profesional. Pediatras, psicólogos infantiles o especialistas en comportamiento pueden ofrecer estrategias adicionales y apoyo para manejar este comportamiento de manera efectiva.

En resumen, aunque morder es un comportamiento normal en la infancia, los padres y cuidadores tienen muchas herramientas y estrategias para manejarlo adecuadamente. Con el enfoque correcto, la mayoría de los niños superan este hábito sin mayores problemas.