Hoy vamos a hablar, con calma y sin mitos, de los problemas más comunes y de cómo afrontarlos. Si estás a punto de vivir esta aventura, o si ya estás en ella y sientes que se te hace cuesta arriba, esto es para ti.
Antes de empezar, una idea clave: la lactancia es natural, sí… pero se aprende. No pasa nada si al principio no fluye. Con algunos ajustes y apoyo a tiempo, la mayoría de dificultades se resuelven. Empecemos por algunas señales de alerta, esas que nos dicen “mejor pide ayuda ya”.
Dolor intenso que no mejora pasados los primeros segundos de la toma. Grietas que sangran o el pezón sale con forma rara, como aplastado. Muy pocos pañales mojados o sucios para la edad, o un bebé tan somnoliento que casi no llega a mamar. Fiebre, escalofríos, enrojecimiento y dolor localizado en el pecho. Y que el bebé no recupere el peso del nacimiento en las dos primeras semanas. Si algo de esto te suena, pide apoyo profesional cuanto antes. No estás sola.
Ìndice de Contenidos
- 1 Agarre y postura (el 80% de los problemas empieza aquí)
- 2 Pezones doloridos y grietas
- 3 Pezoneras
- 4 La ingurgitación
- 5 Conductos obstruidos
- 6 Mastitis
- 7 ¿Tengo poca leche?”
- 8 Exceso de leche y reflejo de eyección fuerte
- 9 Pezones planos o invertidos
- 10 Guía rápida para ajustar pezoneras
- 11 Sacaleches
- 12 Hablemos del frenillo sublingual, la anquiloglosia
- 13 Bebé muy somnoliento, prematuro o con ictericia
- 14 El banco de leche en casa y la vuelta al trabajo
- 15 Mitos que no ayudan, para guardar en el cajón
- 16 Señales de alarma para consultar sin demora
- 17 Vamos con algunos datos curiosos que motivan
- 18 Para cerrar, un checklist exprés para los primeros días
- 19 Y no olvidemos los apoyos que marcan la diferencia
Agarre y postura (el 80% de los problemas empieza aquí)
¿Cómo saber que algo no va bien? Si duele más allá de los primeros segundos, si oyes chasquidos, si las tomas son eternas y el bebé no queda saciado, o si el pezón sale aplastado. ¿Qué podemos hacer? Te cuento un paso a paso muy sencillo.
Cómo colocarte (paso a paso):
- Acerca al bebé al pecho, no el pecho al bebé.
- Coloca barriga con barriga, y alinea oído, hombro y cadera del bebé.
- Deja que nariz y barbilla toquen el pecho; el pezón apunta al paladar.
- Boca bien grande. Lo ideal es que “coja” más areola por abajo que por arriba.
- Si duele, rompe el vacío con tu meñique, respira, recoloca y vuelve a ofrecer.
Las posiciones ayudan mucho.
- Reclinado biológico: favorece un agarre profundo por gravedad. Ideal primeras horas/días y para reflejo de eyección fuerte.
- Cuna/cradle: cómoda cuando el agarre ya está establecido.
- Balón de rugby: útil en cesárea (evita apoyar al bebé sobre la cicatriz), gemelos o pechos muy llenos.
- Posición koala: buena para bebés con reflujo o nariz congestionada.
- Acostada lateral: descanso nocturno seguro, siempre con medidas de seguridad si hay colecho.
Diferencias tras parto vaginal vs cesárea:
Vaginal: suele haber piel con piel precoz y una subida de la leche más ágil.
Cesárea: puede retrasarse 12–24 h la subida de leche; prioriza piel con piel en quirófano y recuperación si es posible, postura de balón de rugby o koala para proteger la herida, y ayuda para levantar y colocar al bebé.
Tips rápidos: piel con piel frecuente, evitar horarios rígidos, revisar agarre en cada toma hasta que sea automático, y pedir a la pareja que “haga de coach” recordando puntos de ajuste.
Pezones doloridos y grietas
Lo más importante: la crema sola no arregla un mal agarre. Primero, ajusta la postura. BAl final de la toma, deja unas gotitas de tu leche sobre el pezón y déjalo secar al aire. Evita jabones agresivos y sujetadores que rocen demasiado.
Si, pese a mejorar el agarre, el dolor no cede, considera valorar el frenillo del bebé con alguien experto.
Pezoneras
Hablemos de pezoneras, porque a veces son grandes aliadas… y a veces no. Hay dos diseños muy comunes: las clásicas, que cubren más, y las de “contacto”, que tienen un recorte y permiten más piel con piel.
El material suele ser silicona fina. Evitemos materiales rígidos. Las tallas van normalmente en S, M y L, pero cambian según la marca. Lo importante: que el pezón se mueva dentro sin rozar.
¿Cuándo pueden ayudar? Pezones muy doloridos, planos o invertidos, prematuros o dificultades puntuales de agarre.
¿Riesgos si se usan sin guía? Que la transferencia de leche sea menor y el pecho se quede más lleno de lo deseado.
Si las usas, planifica la retirada: empieza la toma con pezonera y, cuando el pecho esté más blando y el bebé tranquilo, intenta quitarla. Alterna pechos con y sin pezonera unos días. Ve reduciendo poco a poco.
La ingurgitación
Es ese pecho a tope, tenso, caliente, con la areola dura, que dificulta enganchar al bebé.
La solución suele ser sencilla: tomas frecuentes y no saltarse tomas.
Reblandecer la areola con una presión suave uno o dos minutos antes de ofrecer. Un poquito de calor antes de la toma y frío local entre tomas. Sujetador de soporte, pero sin apretar.
Dato curioso: la “subida” no es solo leche; también hay más riego sanguíneo y linfático, por eso se nota ese calor.
Conductos obstruidos
Se nota como un bultito doloroso, localizado, que muchas veces mejora tras mamar. Empieza por ese pecho, ofrece a demanda y haz un masaje suave durante la toma en dirección a la barbilla del bebé. Descansa, bebe agua, y evita tirantes o aros que presionen. Si aparece fiebre o empeora en 24 horas, consulta, porque podría ser el inicio de una mastitis.
Y, ya que estamos, hablemos de mastitis.
Mastitis
Dolor, zona roja y caliente, fiebre y ese malestar tipo gripe. Aquí la pauta general es seguir amamantando si lo toleras, aplicar frío local después, y usar analgésicos compatibles si te los indican. Observa la evolución en uno o dos días; si no mejora, revalora con tu profesional de referencia.
Y un dato que tranquiliza: incluso con mastitis, la leche es segura para el bebé salvo que te digan lo contrario.
¿Tengo poca leche?”
Vamos con una duda que aparece muchísimo que es “¿tengo poca leche?”.
Señales de que sí va bien: seis a ocho pañales mojados al día desde la segunda semana, heces según la edad, aumento de peso adecuado y un bebé que, tras la toma, está tranquilo.
¿Y qué no significa poca leche? Un pecho blando, tomas frecuentes, o que el bebé pida a menudo en brotes de crecimiento.
Para mejorar la producción: a demanda, también por la noche, porque la prolactina sube. Piel con piel a diario. Compresiones del pecho cuando se “duerme” al final.
Evita los suplementos si no son necesarios, porque sustituyen tomas.
Y si necesitas extraer, ahora mismo vamos con los sacaleches.
Exceso de leche y reflejo de eyección fuerte
Si el bebé tose o se atraganta al inicio, si hay heces verdes espumosas o el chorro sale con mucha fuerza, prueba a amamantar en postura reclinada, haz una pausa y un eructo si se atraganta, y ofrece el mismo pecho durante un intervalo con seguimiento profesional.
Si te notas a reventar, extrae solo lo mínimamente necesario antes de la toma para aliviar, no para vaciar del todo.
Pezones planos o invertidos
Recuerda, el bebé no chupa “pezón”, extrae leche de la areola. Con un buen agarre, muchos casos funcionan sin dispositivos. Puedes estimular el pezón un momento antes, reblandecer la areola si está tensa y usar posturas que aprovechen la gravedad, como la biológica o la koala. Una pezonera de contacto, bien ajustada, puede ser un puente temporal, con plan de retirada.
Guía rápida para ajustar pezoneras
La talla correcta permite que el pezón se mueva sin rozar paredes y sin “tragarse” demasiada areola. Humedecer un poco ayuda a que se adhiera. Colócala centrada y sin pliegues. Lávalas con agua tibia y jabón, deja secar al aire, y esteriliza según fabricante.
Sacaleches
¿Cuándo tiene sentido usarlos? Separación madre–bebé, prematuridad, vuelta al trabajo, planes de relactación o de estímulo, banco de leche, o una ingurgitación que no cede solo con las tomas.
Tipos principales:
Manual: económico, silencioso y muy útil en momentos puntuales o para aliviar un bultito concreto.
Eléctrico simple: extrae de un lado; bien si no necesitas grandes volúmenes.
Eléctrico doble: saca de ambos a la vez; ahorra tiempo y suele mejorar el rendimiento, ideal si quieres mantener o subir producción.
Grado hospitalario: más potente y estable, perfecto para inducción de lactancia, relactación o prematuros; normalmente se alquila.
Portátiles “wearable”: discretos y cómodos cuando te mueves, pero ojo, a veces rinden menos que uno de sobremesa. Ajuste y expectativas claras.
La talla de la copa es crítica:
Debe acompañar el pezón sin succionar demasiada areola. Si notas molestia, enrojecimiento o sale poco volumen, puede que la talla no sea la tuya. La medida se toma por el diámetro del pezón —no de la areola— tras un pequeño estímulo.
Ritmo y potencia:
Empieza con modo estímulo uno o dos minutos, succión más rápida y suave. Luego pasa a modo extracción, más lenta y profunda.
Más potencia no es más leche: busca el máximo cómodo, sin dolor.
Como referencia: 15 a 20 minutos en doble; 20 a 30 en simple.
Higiene y conservación:
Lava las piezas en contacto con la leche con agua caliente y detergente, deja secar al aire, y esteriliza según la edad del bebé y las indicaciones.
Conservación: a temperatura ambiente templada, unas 4 horas; en nevera, entre 3 y 5 días; en congelador, de 3 a 6 meses —mejor 3 si el congelador es de una sola puerta. Etiqueta siempre con la fecha.
Hablemos del frenillo sublingual, la anquiloglosia
Sospechamos cuando duele pese a un buen posicionamiento, oímos chasquidos, el bebé se fatiga, o la ganancia de peso no es la esperada. La valoración debe hacerla alguien con experiencia. Si hay intervención, suele ir acompañada de ejercicios orales suaves y una revisión de agarre.
Bebé muy somnoliento, prematuro o con ictericia
El plan se basa en piel con piel, compresiones del pecho, “despertadores” suaves —cambio de pañal, cosquillitas—, tomas más frecuentes y vigilancia estrecha del peso. En la ictericia fisiológica, aumentar tomas ayuda a eliminar la bilirrubina. Si el color amarillento es muy intenso, el bebé está muy adormilado o empeora, consulta.
El banco de leche en casa y la vuelta al trabajo
Vayamos a algo muy práctico: el banco de leche en casa y la vuelta al trabajo. Empieza a extraer unas dos o tres semanas antes de volver, solo una sesión al día, de manera relajada, preferiblemente cuando el bebé esté tranquilo después de una toma.
Congela en porciones pequeñas, de 60 a 90 mililitros, y etiqueta con la fecha.
Quien cuide al bebé puede usar el método “paced bottle feeding”, que respeta su ritmo, con pausas y el biberón en posición más horizontal.
Mitos que no ayudan, para guardar en el cajón
“Espacia las tomas para que el pecho se llene.” No: eso suele bajar la producción y puede causar ingurgitación.
“Si pide mucho, tu leche no le alimenta.” No: pedir a menudo es normal, y la leche se adapta.
“Con grietas hay que aguantar.” Tampoco. El dolor es una señal. Se corrige el agarre y se cuida la piel.
Señales de alarma para consultar sin demora
Fiebre, dolor intenso que no cede, escalofríos, malestar general.
Un bebé que moja o ensucia poco, o no gana peso.
Sospecha de mastitis o de frenillo.
Y cualquier cosa que te genere ansiedad o te impida amamantar con tranquilidad. Pedir ayuda a tiempo cambia la historia.
Vamos con algunos datos curiosos que motivan
- La leche cambia incluso dentro de una misma toma: al principio suele ser más acuosa y al final, más grasa.
- Por la noche suele contener más melatonina, que puede ayudar al sueño del bebé.
- El contacto piel con piel aumenta tomas efectivas y ayuda a estabilizar la temperatura y la respiración del recién nacido.
- Y la producción se rige por oferta y demanda: vaciados frecuentes señalan “produce más”.
Para cerrar, un checklist exprés para los primeros días
- Piel con piel desde el principio y, si se puede, primera toma en la primera hora.
- Revisa el agarre en cada toma hasta que deje de doler.
- Evita biberones o chupetes al inicio salvo que te lo indiquen.
- Cuenta pañales y acude a los controles.
- Ten a mano frío y calor, un sujetador cómodo y, si te lo recomienda un profesional, una pezonera de talla correcta.
- Si has tenido cesárea, prepara cojines, posturas protectoras, y pide ayuda para moverte.
Y no olvidemos los apoyos que marcan la diferencia
La matrona o el pediatra con formación en lactancia, las asesoras certificadas, los grupos —presenciales u online— y, sobre todo, tu red cercana. La pareja y la familia tienen un papel fundamental: cuidar de quien cuida. Agua, comida, logística y calma.
En conclusión, la lactancia es un aprendizaje compartido. Con ajustes pequeñitos, descanso, paciencia y apoyo, la mayoría de problemas se convierten en episodios breves. Si algo duele o preocupa, no esperes. Pedir ayuda temprana suele ser el atajo más corto hacia una lactancia cómoda y segura.
