Convertirse en padre es uno de los proyectos más importantes en la vida de muchos hombres. Sin embargo, pocas veces se habla de la salud reproductiva masculina con la misma naturalidad que de la femenina. Lo cierto es que la calidad del semen juega un papel decisivo en la fecundación: un espermatozoide sano, móvil y fuerte tiene más probabilidades de llegar al óvulo y fecundarlo con éxito.
A continuación, encontrarás información clave, respaldada por estudios científicos y consejos prácticos, sobre cómo un hombre puede preparar su cuerpo para aumentar sus posibilidades de ser padre.
Ìndice de Contenidos
- 1 ¿Qué significa tener “semen de buena calidad”?
- 2 Alimentación: lo que comes influye directamente en tu fertilidad
- 3 Estilo de vida: pequeños hábitos, grandes diferencias
- 4 Evita el calor excesivo en la zona genital
- 5 Revisa tu entorno y exposición a tóxicos
- 6 Suplementación específica
- 7 Salud general: no descuides lo básico
- 8 Tiempo y paciencia: la clave final
- 9 Dato interesante
¿Qué significa tener “semen de buena calidad”?
El semen no se mide solo por la cantidad de espermatozoides, sino por varias características:
Concentración espermática: lo ideal es superar los 15 millones por mililitro, un volumen bajo puede indicar problemas en la producción testicular o en los conductos que transportan los espermatozoides. Sin embargo, tener un numero elevado no siempre significa fertilidad: lo importante es que esos espermatozoides sean de buena calidad.
Motilidad espermática (capacidad de moverse): Los espermatozoides deben recorrer un largo camino desde la vagina hasta las trompas de Falopio, donde está el óvulo. Para lograrlo, necesitan moverse de forma eficaz. Al menos el 40% debe moverse, y de ellos, un 32% con movimiento progresivo.
Morfología: Un espermatozoide normal tiene una cabeza ovalada y bien definida, un cuello delgado y una cola larga que le permite desplazarse. Las anomalías morfológicas (cabezas grandes, dobles, colas cortas o en espiral) dificultan la fecundación. Según la OMS, al menos un 4% de los espermatozoides debe tener morfología normal. Aunque este porcentaje parece bajo, es suficiente, ya que la naturaleza selecciona a los más aptos durante el proceso de fecundación.
Volumen del eyaculado: El semen no solo transporta espermatozoides, también contiene líquidos producidos por las vesículas seminales y la próstata que nutren y protegen a los gametos. Un volumen entre 1,5 y 5 ml es lo habitual. Valores por debajo pueden indicar problemas en las glándulas accesorias o en la producción de semen y un volumen excesivo tampoco es óptimo, ya que puede “diluir” la concentración espermática.
Vitalidad: No todos los espermatozoides presentes en una muestra están vivos, se considera adecuado que al menos el 58% de los espermatozoides estén vivos.
Un seminograma (análisis del semen) permite evaluar todos estos parámetros.
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pH del semen: un rango normal es entre 7,2 y 8, lo que garantiza un ambiente adecuado para la supervivencia espermática.
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Recuento total de espermatozoides: se calcula multiplicando el volumen del eyaculado por la concentración. Lo normal es tener más de 39 millones de espermatozoides en total por eyaculado.
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Leucocitos: un número elevado de glóbulos blancos puede indicar infección o inflamación en el aparato reproductor.
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Licuefacción y viscosidad: el semen debe volverse líquido entre 20 y 60 minutos después de la eyaculación para permitir que los espermatozoides naden libremente.
Alimentación: lo que comes influye directamente en tu fertilidad
La dieta tiene un impacto directo en la producción y salud de los espermatozoides. Algunos consejos:
Aumenta antioxidantes: frutas y verduras ricas en vitamina C, E, betacarotenos y polifenoles ayudan a proteger el ADN espermático. Ejemplos: frutos rojos, cítricos, zanahorias, pimientos, espinacas.
Zinc y selenio: minerales esenciales para la espermatogénesis. Fuentes: mariscos, carnes magras, nueces de Brasil, semillas de calabaza.
Ácidos grasos omega-3: presentes en pescados azules (salmón, sardina, caballa) y nueces, mejoran la movilidad espermática.
Coenzima Q10 y L-carnitina: suplementos con evidencia en mejora de la motilidad.
Reduce grasas saturadas y ultraprocesados: están vinculados con menor cantidad y calidad de espermatozoides.
Estilo de vida: pequeños hábitos, grandes diferencias
Además de la alimentación, los hábitos diarios influyen mucho en la fertilidad masculina:
Evita el tabaco: fumar disminuye el número y movilidad de los espermatozoides.
Limita el alcohol: un consumo elevado se asocia con alteraciones hormonales y semen de baja calidad.
Controla el peso: tanto la obesidad como el bajo peso afectan la producción hormonal y espermática.
Haz ejercicio moderado: el deporte regular mejora la circulación y la testosterona, pero el exceso de entrenamiento intenso puede ser negativo.
Gestiona el estrés: el cortisol alto reduce la producción de testosterona y afecta la espermatogénesis. Técnicas como meditación, respiración profunda o yoga pueden ayudar.
Evita el calor excesivo en la zona genital
Los testículos necesitan una temperatura 2-3°C más baja que el resto del cuerpo para producir espermatozoides de calidad. Por eso:
Evita ropa interior muy ajustada.
Reduce el uso prolongado de portátiles sobre las piernas.
Limita el uso frecuente de saunas y baños muy calientes.
Mantén descansos si trabajas en ambientes calurosos.
Revisa tu entorno y exposición a tóxicos
La exposición a contaminantes ambientales y químicos también influye en la fertilidad:
Plásticos y pesticidas: algunos contienen disruptores endocrinos (como los ftalatos o el bisfenol A). Usa recipientes de vidrio o acero en lugar de plásticos al calentar alimentos.
Metales pesados: trabajadores expuestos a plomo, cadmio o mercurio tienen mayor riesgo de infertilidad.
Productos químicos industriales: disolventes, pinturas o algunos detergentes pueden alterar la calidad seminal.
Suplementación específica
Cuando se busca embarazo, algunos suplementos pueden ser aliados (siempre recomendados por un especialista):
Multivitamínicos para la fertilidad masculina: suelen incluir zinc, selenio, ácido fólico, vitaminas antioxidantes y L-carnitina.
Vitamina D: ligada a la producción de testosterona y la motilidad espermática.
Ácido fólico: no solo para mujeres; en hombres ayuda a mejorar la división celular en los espermatozoides.
Salud general: no descuides lo básico
Chequeos médicos: hipertensión, diabetes o problemas tiroideos influyen en la fertilidad.
Medicamentos: algunos fármacos pueden reducir la calidad del semen (ej. ciertos antihipertensivos, anabolizantes, tratamientos oncológicos). Consulta con tu médico.
Enfermedades de transmisión sexual (ETS): infecciones como clamidia o gonorrea pueden obstruir conductos y dañar la producción espermática.
Tiempo y paciencia: la clave final
La espermatogénesis (el ciclo completo de formación de espermatozoides) dura aproximadamente 74 días. Eso significa que los cambios positivos que adoptes hoy se reflejarán en tu semen en 2 a 3 meses.
Por eso, lo ideal es empezar a cuidar la fertilidad con antelación, al menos tres meses antes de buscar el embarazo.
En conclusión la fertilidad masculina no es un tema tabú: los hombres pueden y deben prepararse para ser padres cuidando su salud y adoptando hábitos que favorezcan un semen de buena calidad. Una buena alimentación, ejercicio moderado, control del estrés, evitar tóxicos y calor excesivo, junto con revisiones médicas, son pasos clave para aumentar las posibilidades de éxito.
Convertirse en padre comienza mucho antes del embarazo: empieza en las decisiones de cada día.
Tips extras para mejorar la calidad del semen
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Empieza a cuidarte con tiempo, la formación de espermatozoides dura unos 74 días, por lo que los cambios de hoy se verán reflejados en tu semen en 2-3 meses.
- Opta por ropa interior suelta, los bóxers son mejores que los calzoncillos ajustados, ya que mantienen los testículos a una temperatura adecuada para la espermatogénesis.
- Reduce el uso del móvil en el bolsillo delantero, estudios sugieren que la radiación y el calor del teléfono pueden afectar la movilidad espermática si lo llevas muy cerca de los genitales.
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Evita saunas y baños muy calientes con frecuencia, el exceso de calor afecta directamente la producción y motilidad espermática.
Dato interesante
Los hombres producen espermatozoides nuevos todos los días, pero la «hornada completa» tarda casi tres meses en madurar. Esto significa que si planeas un embarazo, tu estilo de vida en los próximos 90 días es crucial para el resultado.